Hace tiempo que tenemos ganas de hablar de la importancia de llamarse Ernesto. O de llamarse Valeria, Fernando, Coca-Cola, Apple, Tesla… Salvando las distancias, la célebre obra de Oscar Wilde, habla, en esencia, de la importancia que tiene construir una marca, con todos sus elementos, para lograr tus objetivos.
Esto nos da pie -ya que el título va de nombres- a detenernos a platicar sobre los naming. De hecho, tenemos el tema bastante fresco. Esta misma semana hemos vuelto a enfrentarnos a este reto, que nunca sabemos dónde nos va a llevar. Por lo general, nos encanta crear estos nombres: usamos metodologías para indagar sobre la esencia de la marca y sus pilares, y a partir de ellos comenzaremos a tirar del hilo hasta llegar a un concepto o palabra algo nueva con la que sorprender a nuestro cliente.
El problema es que al otro lado de ese hilo hay un minotauro. Bueno, no es precisamente un monstruo mitológico, sino un venerable empleado del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (el famoso IMPI), que es quien tendrá la última palabra sobre tu nombre.
No nos estamos quejando, faltaría más. Que haya alguien velando por la propiedad intelectual es una maravillosa noticia para los creadores. Pero este trámite en particular nos da bastantes dolores de cabeza y, por eso, queremos compartirte algunas perlas de sabiduría que hemos ido reuniendo en nuestros más de 20 años de experiencia en el negocio:
1. Con el IMPI ya no hay certezas: ni nosotros ni ninguna otra agencia o despacho de abogados puede garantizarte más del 70% de probabilidades de que el nombre que te gusta para tu proyecto se pueda registrar.
2. Ponte abusado al buscar categorías: Debes elegir cuál será la vocación de tu negocio en el futuro próximo, pero también en el lejano, y registrar tu marca en todas. Aquí puedes checar todas las que existen en la actualidad.
3. Cuantas más categorías, más complicado será encontrar un nombre registrable. Y te lo vamos a decir claro: si el nombre que tienes en mente presenta dificultades, puede salirte mucho más caro el trámite para registrarlo que dejar este trabajo en las manos de una agencia especializada (momento publicitario).
4. Date prisa, algunos nombres ya se encuentran en fase de registro: El tiempo va en tu contra y quien termine antes todos sus trámites se llevará el gato al agua. Si ya tienes el nombre perfecto y parece que se puede registrar, hazlo cuanto antes.
5. Da igual que tu negocio sea pequeño, a los grandes no les hace gracia que tu nombre se parezca al suyo. Las grandes corporaciones tienen despachos de abogados dedicados a proteger la propiedad intelectual de sus clientes. Créenos, podríamos contarte algunas historias de terror en las que David no vence precisamente a Goliat.
En definitiva, no subestimes la importancia de buscar un buen nombre para tu proyecto, apoyándote de creativos y abogados especializados si es necesario. Este será uno de los principales activos intangibles de tu empresa, un gran valor que merece la pena resguardar. Si no, pregúntale a Inditex, cuyos intangibles alcanzaron en 2023 los 51.780 millones de euros según Brand Finance.
El proyecto que creaste, los procesos que pusiste en marcha, el logotipo que encargaste y todas las ideas que vayas generando alrededor de tu marca algún día pueden tener más valor que todos tus bienes materiales juntos, aunque el camino para crearlos pueda llegar a ser tan extraño como un eclipse.